Versiones por un lado, versiones por otro. Uno dice una cosa y el otro la desmiente. Poco claro es lo que sucedió en el estadio Gabino Machuca de Arroyo Seco el último domingo, cuando el juez del encuentro, el pergaminense Víctor Hugo Ferreyra, suspendió el encuentro "por disturbios y falta de presencia policial". El partido estaba 2 a 2, un resultado que dejaba al equipo nicoleño con vida en el certamen, pero la violencia (la vedette del fin de semana) imposibilitó terminar el encuentro. El Consejo Federal informó que el partido seguirá a puertas cerradas, aunque aún no está definido si será el jueves o el viernes.
Dos versiones, ninguna convincente. Hacer una crónica de los incidentes es muy difícil, porque nada de lo sucedido fue claro. Para los locales, la parcialidad de Argentino Oeste empezó rompió el alambrado que separaba a las hinchadas y desató la barbarie. Además, sostienen que la bomba de estruendo que obligó al árbitro dar por finalizado el encuentro fue arrojada por esta gente.
Por supuesto, los nicoleños desmienten esta teoría y contraatacan. Cuentan que los incidentes fueron iniciados por los simpatizantes de Arroyo Seco, y además aseguran que el supuesto policía de civil que "intentó poner orden" era un hincha del equipo local.
El informe del árbitro se asemejaba un poco más a la primera versión, pero algunos videos que llegaron a la AFA, y un descargo del presidente de Argentino Oeste, Daniel Ronco, hicieron posible que la solución sea terminar los 11 minutos restantes a puertas cerradas.
Fuente: Diario El Norte y Ascenso del Interior
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